Las mil y una noches
“Las mujeres saben muy bien que la noche pertenece a otros. La recorren como una tierra extranjera, a la vez temida y deseada.” Djuna Barnes, Nightwood
Desde hace años salgo a caminar y a pensar en la noche. Me atrae la ciudad cuando duerme: sus luces débiles, sus esquinas calladas, el eco de las cosas quietas. Me gusta observar lo que queda cuando casi todo se retira: estructuras, restos, presencias mínimas.
Pero salir sola siendo mujer, de noche, no es un acto simple. No es neutro. Está mal visto. Es riesgoso. La noche no es igual para todos: para muchas mujeres, sigue siendo territorio de amenaza.
Este proyecto empezó como una colección de imágenes de la ciudad dormida, y terminó convirtiéndose en algo más: en una forma de resistencia. Porque cada salida nocturna es también un acto de supervivencia. Cada fotografía es un registro de que estuve ahí, de que pude volver, de que viví una noche más.
Hasta ahora, he tomado 235 fotografías. La meta es llegar a las 1001, como Sherezade. Esa mujer que, en el cuento, cada noche contaba una historia para salvar su vida. Yo, camino y fotografío para lo mismo: para seguir viva una noche más.





























